Muchos sitúan la fecha de aparición de la empresa en el año 1970, cuando su fundador apenas era un niño. Sin embargo, por entonces Charly ya sentía un inmenso cariño hacia las hamacas colgantes de exterior, y se dedicaba a arreglarlas con viejas redes de paja que su padre tenía por casa. Sin embargo, la fecha más extendida de fundación es el año 1194, cuando Charly compró una fábrica de poliéster durante un viaje a la India. En torno a esta primera fábrica construyó un gran camping de hamacas, que empezó siendo un pasatiempo pero poco a poco mostró su capacidad para convertirse en negocio. Charly comenzó a fabricar hamacas coloridas y con diseños originales, y estas tuvieron un gran éxito entre personas que las querían para acudir a festivales de música... ¡O incluso para colocar sus mercadillos ambulantes! Fue así como el fundador se dio cuenta lo que había creado. Ticket to the Moon creció vinculada al concepto de dormir en los festivales de música, hasta que en el año 1998 el propietario abrió una nueva fábrica en Bali. Este fue el punto decisivo de la empresa, que desarrolló la idea de hamacas divertidas para toda la familia y para todo tipo de escapadas a la naturaleza.
La marca tiene dos gamas estrella: sus hamacas y sus sillas colgantes. Ambos productos tienen una función similar, pero su diseño y utilidad son totalmente distintas. Las hamacas son amplias, perfectas para colgar entre dos árboles y dormir durante unos minutos o durante horas. Las sillas colgantes, en cambio, pueden instalarse en un espacio más reducido y normalmente solo deben sujetarse a un buen árbol. Las hamacas best seller son las Simple. Se trata de hamacas individuales, simples, muy coloridas, muy resistentes y cómodas. Son la opción perfecta para quien va a utilizarla de manera puntual y no necesita disponer de un gran espacio para sentirse cómodo. Por otra parte cada vez hay más clientes que compran las hamacas Ticket to the Moon Double, una gama mucho más amplia que la anterior. Se trata de un producto muy querido por quienes se escapan a la naturaleza al menos una vez al mes, ya que permite pasar toda la noche con la misma comodidad que una cama.