Elemento central en la prevención de accidentes de esquí, el casco es cada vez más adoptado por los esquiadores y snowboarders sea cual sea su nivel. Es el momento de que usted también se ponga las pilas y descubra cómo elegir su casco de esquí.
El casco de esquí es obviamente un plus para su seguridad, pero también debe mantenerle caliente (pero no demasiado) durante todas sus salidas a las pistas. Para asegurar estas dos misiones y protegerle de las rocas, los árboles, las caídas de todo tipo pero también del frío, el casco de esquí se compone de dos partes.
El exterior consiste en una superficie rígida que resiste a los impactos y a los objetos punzantes a la vez que dispersa la fuerza del impacto por su superficie. Debajo hay un forro que actúa como amortiguador, a menudo fabricado con poliestireno expandido (EPS), que absorbe el impacto al comprimirse. Está recubierto de una espuma, a menudo extraíble para facilitar su mantenimiento, que le aislará del frío.
Lo primero que hay que hacer antes de elegir su casco de esquí es conocer su talla de cabeza. Se pregunta ¿cómo medir el tamaño de su cabeza? Nada más fácil. Sólo tiene que coger una cinta métrica y pasarla alrededor del cráneo, pasando justo por encima de las orejas, las cejas y sobre el occipucio, la parte más ancha del cráneo en la parte posterior de la cabeza. También puede medir el tamaño de su cabeza con una simple cinta. Entonces, simplemente puede medirlo en plano con una regla o cinta métrica.
Para saber si ha elegido la talla correcta de casco de esquí, póngaselo y sacuda la cabeza: su casco no debe moverse. Además, debe poder ponerse las gafas de sol o de vista sin obstáculos. Por último, debe sentir que le sujetan la cabeza, pero sin ninguna sensación de compresión, ni en el cráneo ni en la mandíbula.
Elegir su casco de esquí requiere encontrar el modelo que le mantenga caliente, ¡pero tampoco demasiado! Según la intensidad de sus esfuerzos, la estación del año y su propensión a sudar por la cabeza, tendrá que elegir un casco con ventilación adecuada. Dependiendo del número de aberturas presentes en la carcasa, la ventilación será más o menos importante. Entre 2 y 8 agujeros, la ventilación se considera buena y más allá, óptima. También puede elegir un casco con ventilación activa en el que puede cerrar algunas aberturas para adaptar el flujo de aire a sus necesidades.
Una vez que haya encontrado la talla de casco de esquí adecuada y haya decidido qué tipo de ventilación le conviene, llega la cuestión del peso. Muchos esquiadores hablan de lo pesados que son algunos equipos. En este sentido, se han hecho grandes progresos con la aparición de los cascos "In Mold".
Esta tecnología permite fusionar la carcasa exterior con la capa interior de EPS, logrando cascos más ligeros y con mejor ventilación. Un casco de adulto que pese entre 450 g y 520 g se considera ligero, mientras que uno muy ligero está entre 360 g y 450 g.
La otra ventaja del casco de esquí es que puede permitirle ir sin máscara ni gafas de sol. Los usuarios de gafas graduadas preferirán un casco con visera, ideal para esquiar en cualquier clima con una protección óptima.
Es bueno saberlo: ¿máscara o gafas para acompañar al casco?
Aunque se puede usar gafas de sol bajo el casco, se recomienda un pasamontañas para evitar molestias prolongadas.
Aunque el casco de esquí no es obligatorio, es una medida de seguridad imprescindible. Tómese el tiempo de elegir el suyo y estará listo para lanzarse a las pistas protegido.
TRES PUNTOS CLAVE SOBRE CÓMO ELEGIR SU CASCO DE ESQUÍ: